La participación ciudadana es un elemento clave en el planeamiento estratégico de cualquier país o región. Una mayor participación de la ciudadanía puede fortalecer este proceso de varias maneras:
Aporta información valiosa sobre necesidades y prioridades desde la perspectiva de los ciudadanos. Esto permite diseñar estrategias más apegadas a la realidad y con mayor probabilidad de éxito.
Genera apropiación y compromiso con los planes estratégicos. Si la ciudadanía ha participado en su elaboración, es más probable que colabore en su implementación y seguimiento.
Mejora la transparencia y legitimidad de las estrategias ante la población. Reduce posibilidades de corrupción o exclusión de ciertos grupos.
Promueve la innovación al incorporar perspectivas y conocimientos nuevos de diversos actores.
Sin embargo, una participación ciudadana deficiente también puede obstaculizar el proceso:
Puede llevar a demandas poco realistas si no se gestiona adecuadamente el proceso participativo.
Grupos de interés particulares pueden secuestrar los espacios de participación en su propio beneficio.
Requiere inversiones importantes en facilitación, comunicación y gestión de procesos participativos.
En conclusión, una participación informada, inclusiva y bien gestionada de actores clave de la sociedad es indispensable para planes estratégicos exitosos según experiencias internacionales. El Perú debe fortalecer sus mecanismos en este sentido.